Películas, series y la conciencia cristiana

Hace unos años se debatía en el mundo cristiano si era pecado tener una televisión en casa. Hoy, desde el otro extremo, hay quienes defienden que no se necesitan límites para ver películas o series. No obstante, también hay creyentes reflexionando en qué contenido está bien que miremos. ¿Es lícito ver programas con desnudos o lenguaje grosero? Algunos incluso se preguntan si debemos ver todo tipo de producciones «cristianas» o de otras filosofías y religiones.

Mucho se puede argumentar sobre esto desde la piedad, la historia, la ciencia y algunos otros aspectos. Sin embargo, en este escrito quiero enfocarme en la realidad de la conciencia cristiana y cómo este asunto debe considerarse dentro de la comunidad de fe.

Con esto en mente, resumiré primero qué es la conciencia cristiana, luego mencionaré cómo se aborda un tema de conciencia en la Biblia y, finalmente, compartiré algunas ideas para responder a la pregunta de qué tomar en cuenta para ver películas o series como creyentes.

¿Qué es la conciencia cristiana?
La conciencia a menudo se entiende como la capacidad del ser humano para distinguir entre el bien y el mal. Más específicamente, la conciencia cristiana se puede explicar como la capacidad del creyente para distinguir entre un actuar piadoso que honra a Dios y uno pecaminoso (cp. Ro 2:15).

Los creyentes tenemos una naturaleza renovada y por eso buscamos honrar a Dios con nuestras acciones. Para hacerlo, tratamos de conocer la Palabra de Dios, que registra los aspectos fundamentales de Su voluntad para nosotros, y entonces, capacitados por Su Espíritu, reflexionamos en cómo desenvolvernos en nuestro día a día. No obstante, sabemos que a causa del pecado nuestra conciencia no siempre es confiable; podemos llamar a lo bueno «malo» y a lo malo «bueno» (1 Ti 4:2). Por eso buscamos que nuestra conciencia sea informada primeramente por la Palabra, y no por nuestra cultura o por nuestros sentimientos.

Sin embargo, aún tratando de ser guiados por el Espíritu y reflexionando en la Palabra  —debido a nuestros diferentes trasfondos, experiencias y grados de madurez—, no todos los creyentes llegamos a las mismas conclusiones sobre cómo se ve en ciertas situaciones un actuar piadoso y uno pecaminoso. En donde la Biblia no es exhaustiva, algunos concluyen que hacer tal o cual cosa está mal, mientras que otros consideran que es aceptable. A los primeros su conciencia no se los permite, teniendo una conciencia «débil» en términos bíblicos (cp. 1 Co 8:12), mientras que a los segundos sí se los permite, pues tienen una conciencia «fuerte».

La Biblia nos enseña que no está bien actuar en contra de la conciencia; lo llama actuar sin fe (Ro 14:23). Actuar contra la conciencia, con una conciencia culpable, y por tanto sin fe, es hacer algo a pesar de creer que está mal o teniendo dudas al respecto. Por el contrario, una persona actúa en fe cuando está convencida de que su proceder es piadoso, después de que ha considerado las enseñanzas bíblicas, su propio corazón de manera profunda (Ro 14:22) y a su comunidad (cp. Ro 8:9-13).

Asuntos de conciencia en la Biblia
De la iglesia primitiva aprendemos que, en los temas de conciencia, hay espacio para un desacuerdo piadoso, donde debe reinar un amor que cuida a los demás y que exalta a Cristo.

Quizás el debate de conciencia más conocido del Nuevo Testamento trata sobre comer o no comer carne sacrificada a los ídolos (Ro 14:1-15:6; 1 Co 8; 10:23-33). Aunque es importante profundizar en los textos, solo mencionaré tres aspectos de cómo Pablo ayudó a la iglesia a manejar las diferencias de conciencia entre los primeros creyentes, que considero nos pueden ayudar para la reflexión sobre el consumo de películas y series entre cristianos hoy.

  1. Instó a cada creyente a evaluar cuál es un proceder piadoso, para glorificar a Dios con una conciencia tranquila: «Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios» (1 Co 10:31; cp. Ro 14:22-23).
  2. Al saber que no todos llegan a las mismas conclusiones por motivos de conciencia, les pidió tolerar ese desacuerdo considerando que verdaderos hermanos, buscando actuar piadosamente, pueden llegar a decisiones diferentes: «El que come no desprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha aceptado» (Ro 14:3; cp. 1 Co 8:8; 10:29b-30).
  3. Todavía más, pidió cuidar la conciencia «débil» de los hermanos, para que todos expresaran su piedad y brillara el evangelio de Cristo: «Pero tengan cuidado, no sea que esta libertad de ustedes de alguna manera se convierta en piedra de tropiezo para el débil… Y así, al pecar contra los hermanos y herir su conciencia cuando esta es débil, pecan contra Cristo. Por tanto, si la comida hace que mi hermano caiga en pecado, no comeré carne jamás, para no hacer pecar a mi hermano» (1 Co 8:9, 12-13; cp. 10:28-29a; Ro 14:13-21).

Asuntos de conciencia hoy
Es importante mencionar que la fe cristiana está fundada sobre verdades absolutas sólidas, que nos permiten expresar unidad. No obstante, no siempre estamos de acuerdo en todo y —según lo que concierne a este escrito— nuestra piedad se puede expresar con matices diferentes.

En ese sentido, puedo decir también que no todas las series y películas entran directamente como asuntos de conciencia. La Palabra nos da muchos mandamientos que son claros sobre la importancia de perseguir la santidad, cuidar nuestra mente y huir de la tentación, y no dejan margen para dudas o apreciaciones de conciencia. Pero otros casos requieren la reflexión del creyente y los cristianos piadosos pueden llegar a conclusiones distintas.

Por ejemplo, unos prefieren no ver producciones que representen a Jesús, mientras que otros toleran ciertos materiales con contenido religioso, filosófico o con lenguaje no apto para todo público, sin mencionar toda la gama de posturas intermedias.

Es valioso seguir reflexionando sobre estos asuntos y estar dispuestos a evaluar nuestras posturas adquiridas, pero considero que, si queremos ser realmente bíblicos, necesitamos tomar en serio la Palabra, evaluar nuestra propia debilidad, aceptar un desacuerdo sano en el cuerpo de Cristo y propiciar el cuidado comunitario unos de otros.

1) Obedezcamos la Palabra
Mencioné antes que debemos buscar que la Palabra informe nuestras conciencias. Sin embargo, es importante resaltar que la Biblia antecede a nuestras conciencias. Es decir, los asuntos de conciencia solo aplican para aquellos temas en los que la Escritura no es clara o exhaustiva. De modo que en todos aquellos casos en los que la Palabra da una instrucción, mandato o principio claro no deberíamos discutir si obedecer o no, si no cómo obedecer.

Por lo tanto, ante muchas películas o series no tenemos mucho qué discutir, porque la Palabra nos instruye. ¿Cuántas películas quedan descartadas al tomar en serio Filipenses 4:8 o 1 Corintios 6:18? Muchas veces, solo hace falta leer la descripción del contenido o ver la imagen de la portada para convencernos de que no nos conviene como a santos (cp. Ef 5:3-4).

2) Evaluemos nuestra debilidad
Necesitamos ser cuidadosos al escoger con qué llenamos nuestras mentes (Fil 4:8) y abstenernos de toda ocasión que sea tentación para nosotros (Mt 26:41). Los cristianos deberíamos poder reconocer cuando un programa televisivo nos causa tropiezo. Debemos discernir concienzudamente y con humildad, a la luz de las Escrituras, cómo ver ciertas producciones nos hacen propensos a pecar.

Está bien admitir que una serie o película me causa tentación (¡incluso si es «cristiana»!). Seamos sinceros, no hay personas solo débiles o solo fuertes en el cuerpo de Cristo. Todos somos débiles o fuertes en distintas áreas.

Está bien —y es necesario— que dejemos de ver ciertas series y películas, para la gloria de Dios. Por otro lado, si te has evaluado concienzudamente como «fuerte» a la luz de la Palabra y la sabiduría de cristianos piadosos, y sabes que puedes consumir cierto contenido con una conciencia tranquila, entonces míralo para la gloria de Dios.

3) Aceptémonos unos a otros
¿Estamos listos para recibir al «débil» sin menospreciarlo? No necesitamos comprender la lógica de su criterio ni convencerlo de pensar como nosotros. Debemos alentar la honestidad. Si alguien se siente débil, la comunidad de creyentes debe ser un lugar seguro para expresarlo.
¿Estamos listos para aceptar al «fuerte» sin juzgarlo? El cristiano informado que consume de manera consciente un contenido diferente al que escogeríamos, sigue siendo un hermano. No necesitamos condenarlo.

Así que, si tus amigos quieren ver una serie que consideras que te hará pecar o puede ser una tentación para ti, mi consejo es que confieses tu debilidad y pidas su comprensión. No necesitas juzgarlos o convencerlos; solo expón tu postura y agradece su amor fraternal. Al mismo tiempo, si un amigo nos confiesa que nuestro programa favorito le causa conflictos, no lo ridiculicemos sino aceptemos su criterio diferente.

4) Propiciemos el cuidado mutuo
Por amor a Cristo, la conciencia «débil» de nuestros hermanos está por encima de nuestra afición cinematográfica. Ni nuestro criterio, ni nuestra conciencia fuerte, ni nuestro derecho a diferir debe estar por encima del bienestar espiritual de un hermano. En la comunidad de creyentes debe predominar la búsqueda de los intereses del otro, en imitación de Cristo (cp. 1 Co 10:24).

Así que, si te gusta una película, pero sabes que tu hermano es tentado cuando la ve, no hables sobre ella delante de él o en tus redes sociales, y menos lo invites a verla contigo. Ámalo. Teme hacerle pecar y de esa manera ofender a Cristo. Es preferible perdernos un estreno a que nuestro hermano sufra y peque. Cuidemos nuestras palabras, comentarios y críticas; no importa si eso implica sonar menos actualizados, menos sofisticados o incluso anticuados.

Cristo sea exaltado siempre
Somos llamados a sujetarnos a la Palabra con gozo, para vivir piadosamente.

En los asuntos de conciencia, no somos llamados a juzgar o establecer una norma idéntica para todos. Somos llamados a evaluar concienzudamente las Escrituras y nuestra debilidad, a huir de las tentaciones y a pedir ayuda. Somos llamados a aceptar al débil y a cuidarle, a aceptar al fuerte y a recibirlo. Somos llamados a imitar a Cristo y a vivir por Su evangelio. En resumen, somos llamados a mantener una cultura de obediencia, confesión, bienvenida y cuidado cristiano.

El creyente que no ve una película o serie debe hacerlo para la gloria de Dios. El que decide ver, también debe hacerlo para la gloria de Dios. Por el amor de Cristo en nosotros, estemos dispuestos a hablar y a escuchar. Aún más, estemos dispuestos a abstenernos de usar nuestra libertad, para que Cristo sea exaltado siempre en medio de Su pueblo.

Articulo por:
Katherine Alvarado de Estrada (licenciada en teología; pénsum cerrado de M. Th. en Biblia)




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