LO QUE CREEMOS

"Lo que nos viene a la mente cuando pensamos en Dios es lo más importante de nosotros." - A.W. Tozer

Creencias fundamentales

Las siguientes son las creencias fundamentales de la Iglesia Cristiana Mensajeros del Señor - VA basadas en las verdades fundamentales que se enseñan en la Biblia. Toda nuestra enseñanza y ministerio tiene sus raíces y fluye de estas doctrinas bíblicas.

Dios

Hay un Dios eternamente existente que tiene tres personas distintas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Él es el creador de todo lo que existe, tanto visible como invisible, y por lo tanto es digno de toda gloria y alabanza. Dios es perfecto en amor, poder, santidad, bondad, conocimiento, sabiduría, justicia y misericordia. Él es inmutable y por lo tanto es el mismo ayer, hoy y mañana.

Bautismo

Creemos que el Nuevo Testamento nos enseña acerca de por lo menos tres bautismos. Primero, está el bautismo por el Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo (I Corintios 12:13) cuando el pecador arrepentido confía en Jesucristo como su Salvador.  Segundo, está el bautismo en agua por inmersión para los creyentes solamente.  Creemos que esto es una ordenanza de la iglesia, por la cual el creyente experimenta la realidad de ser crucificado con el Señor Jesucristo y resucitado con Él (Mateo 28:19-20; Romanos 6:3-6).  Tercero, está la llenura o bautismo en el Espíritu Santo por el Señor Jesucristo, lo cual ocurre en el momento de la conversión o después.  Creemos que el hablar en lenguas según el Espíritu nos da habilidad para expresarnos es prueba normativa de este bautismo.  Además, creemos que por la continua sumisión del creyente al Espíritu Santo, su misma debilidad es transformada en fuerza para testificar para Jesucristo en poder y vivir según la voluntad de Dios (Hechos 1:5-6; 10:46; 11:28; 19:6).

La Cena del Señor

La Cena del Señor es una ceremonia conmemorativa del pacto hecho con Dios por la sangre de Cristo.  Es una continuación de la fiesta de las pascuas que Dios había mandado a Su pueblo de pacto a celebrar.  Se les ha mandado participar a todos los que han entrado en pacto con Dios por la sangre de Cristo y se han bautizado en agua.  La iglesia participa en la Cena del Señor como un cuerpo o familia, con cada miembro en comunión añadiendo a la bienaventuranza de la experiencia (Éxodo 11, 12; Marcos 14:24; Lucas 22:19-20; I Corintios 10:16; 11:23-26).

Comunion con Dios

La comunión con Dios enfatiza la relación de amistad con Dios el Padre y el Hijo.  El pecado rompe esta comunión; la confesión del pecado restaura la comunión.  Cuando un creyente está en comunión con Dios, colabora con Dios en el servicio y disfruta de una amistad íntima.  Los pasajes centrales son I Juan 1 y Juan 13.  Ya que el creyente ya no está caminando en las tinieblas (pecado), el Espíritu Santo también guía y controla al creyente, como se nos enseña en Gálatas 5. Juan 15:1-9 usa el término "permanecer," que también se refiere a la comunión con Jesucristo.

Crecimiento espiritual

El crecimiento espiritual se refiere al avance progresivo en la fe bíblica.  Esto depende del ministerio del Espíritu Santo, la comunión, aprendizaje de la Palabra de Dios, la fe, pruebas y práctica (Efesios 4:12, 14-15; II Pedro 3:14-18, I Pedro 2:2, Hebreos 5:11-6:6).

Dones del Espiritu

Los nueve dones del Espíritu establecidos en I Corintios 12 deben y tienen que operar en la iglesia para ser edificados y se goce de la plenitud de Dios.  Estos dones son impartidos por la soberanía del Espíritu Santo y solamente funcionan, o se operan, por el único y mismo Espíritu (I Corintios 12:11).

El Espiritu Santo

Las Escrituras le atribuyen al Espíritu Santo los actos y atributos de un ser inteligente.  Él guía, conoce, se mueve, da información, manda, prohíbe, envía y corrige, siendo la parte instrumental de la plenitud de la Deidad en la distribución amplia de los dones espirituales, y contra quien hasta se puede pecar (Juan 16:13; I Corintios 2:11; Génesis 1:2; Hechos 10:19; 13:2; 16:6; 13:4; Juan 16:8; Marcos 3:29; Hechos 7:51; Efesios 4:30; I Corintios 12).
Las obras de Dios se atribuyen al Espíritu Santo: la creación, inspiración, la dádiva de la vida y santificación (Job 33:4; II Pedro 1:21; I Pedro 3:18; I Corintios 6:11).

Evangelismo

El evangelismo, es decir la comunicación del mensaje de las Buenas Nuevas, incluye una advertencia, una explicación y un llamado a la confesión y el arrepentimiento.  Dicho evangelismo incluye una advertencia a la gente acerca del pecado y las consecuencias del pecado (Juan 16:8; Hechos 24:25; Apocalipsis 20:11-15).  Además, incluye una explicación del remedio de Dios para el pecado—el Evangelio (Hechos 8:29-35; Romanos 3:21-26; II Corintios 5:21)—e incluye el llamado claro al arrepentimiento (para que se vuelva del pecado a Dios) y creencia en el Evangelio por la fe (Marcos 1:15; Lucas 13:1-5; Hechos 17:29-31; Romanos 1:17; 10:9-13).

La Iglesia

Creemos que todos los que son unidos a Cristo Jesús por el nuevo nacimiento son miembros del pacto de la Iglesia Universal, es decir el Cuerpo de Cristo.  También creemos que la congregación local de creyentes cristianos es divinamente instituida y que es el instrumento escogido de Dios para la propagación de la obra de Dios aquí en la tierra.  Aunque apreciamos la obra de los grupos paraeclesiales, creemos que la iglesia local es el vehículo escogido de Dios para el evangelismo mundial e instrucción para los cristianos.  Además, creemos en la unidad espiritual de todos los creyentes y en obrar conjuntamente con los demás que creen en la salvación por medio de la sangre derramada de Jesucristo para las causas del evangelismo, misiones y benevolencia (Mateo 16:16-18; Juan 17:21; Efesios 1:20-23; 4:3-10; Colosenses 3:14-15).  La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, la habitación de Dios por el Espíritu, con asignaciones divinas para el cumplimiento de su gran comisión y propósito.  Cada creyente, nacido del Espíritu, forma una parte integral de la Iglesia de Cristo, y su nombre está escrito en el cielo en el Libro de Vida del Cordero.  Como tal, la Biblia revela que somos miembros de pacto el uno con el otro y que la base de nuestra comunión permanece en Cristo en el poder del Espíritu (Efesios 1:22; 2:19-22; Hebreos 12:23).  Nuestro Señor ha proporcionado un ministerio divinamente llamado y bíblicamente ordenado para el triple fin de guiar a la iglesia en: (1) La evangelización del mundo; (2) La adoración a Dios; y (3) La edificación de un cuerpo de santos siendo perfeccionados a la imagen de Su Hijo (I Crónicas 16:29; Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-20; Lucas 14:23; Juan 4:23-24; Efesios 4:11-16; Colosenses 1:28).

Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo del Hombre

Jesús nació milagrosamente de la virgen María (Mateo 1:23; Lucas 1:31, 35). Llevó una vida sin pecado (Hebreos 7:26; I Pedro 2:22).  Él entró al mundo para salvar al hombre de la culpabilidad y condenación del pecado (Juan 3:16), derramando Su sangre como expiación (I Corintios 15:3; II Corintios 5:21) y la ha puesto a disposición de todos los que ejercen fe en Él.  Resucitó de entre los muertos (Mateo 28:6; Lucas 24:39; I Corintios 15:4).  Ha sido exaltado a la diestra de Dios (Hechos 1:9, 11; 2:33; Filipenses 2:9-11; Hebreos 1-3).  Sus nombres, atributos y obras comprueban Su divinidad (Juan 1:14; Lucas 1:26-35; Hechos 4:12; 16:31).
Actualmente está sentado a la diestra de Dios el Padre, intercediendo por Sus redimidos.  Además, reconocemos a Jesucristo como Señor sobre todo lo que hay en el Cielo, en la Tierra y debajo de la Tierra (Juan 1:12-14; I Timoteo 3:16; Hechos 7:37-38; Filipenses 2:9-10; Hebreos 7:25).

Matrimonio

Dios creó el matrimonio (Génesis 2:22).  Es un pacto hecho entre un hombre y una mujer que los une (Génesis 2:24).  El pacto matrimonial requiere que las partes casadas sean fieles, que se amen y que se ayuden el uno al otro mientras los dos vivan (Marcos 10:3-10).  Los cristianos no deben casarse con incrédulos (II Corintios 6:14-18).  Aquellos a quienes el Señor ha guiado a unirse deben, después de recibir consejos del pastor respecto a lo que Dios requiere de ellos, unirse en matrimonio cristiano (Malaquías 2:13-16; Mateo 5:32; 19:5-6, 9; Romanos 7:2-3; I Corintios 7:10-11, 15; II Corintios 6:14; Efesios 5:22-23).
La iglesia observa la ceremonia de matrimonio como santa y apartada para el Señor.  Es una ceremonia religiosa y no se puede celebrar en esta iglesia sin la consideración pastoral.  Cualquier pareja que desee celebrar su boda en esta iglesia debe someterse primero a la consejería pastoral aprobada por esta iglesia.  La pareja también debe tener un estilo de vida conforme a los puntos de vista doctrinales de esta iglesia.

Palabra de Dios infalible

Creemos que las Sagradas Escrituras, que constan del Antiguo y Nuevo Testamentos, se escribieron por hombres santos e inspirados por el Espíritu Santo, y constituyen la Palabra de Dios revelada al hombre.  Son la regla y guía suficiente e infalible para la salvación y toda adoración y servicio cristiano (II Pedro 1:20-21; II Timoteo 3:15-17; I Tesalonicenses 2:13).  La Biblia es la Palabra de Dios inspirada, igualmente en todas sus partes y en su totalidad; es completamente sin defecto en los manuscritos originales.  Es la revelación suprema proveniente de Dios y concerniente a Dios, superior a la consciencia y a la razón, pero no contrario a ellos; y por lo tanto es nuestra regla infalible en toda manera.  Todas las Escrituras se enfocan en el Señor Jesucristo; así que no se puede leer ni entender adecuadamente ninguna porción hasta que le guíen a Él.

Salvación del hombre

La única esperanza que el hombre tiene para la redención es por medio de la sangre derramada de Jesucristo, el único Hijo de Dios.  La salvación se recibe a través del arrepentimiento hacia Dios y la fe hacia el Señor Jesucristo.  Por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, por gracia siendo justificado por medio de la fe, uno llega a ser heredero de Dios según la esperanza de la vida eterna.  La evidencia interna de la salvación es un testimonio directo del Espíritu y prueba externa para todos los hombres de una vida de justicia y verdadera santidad (Lucas 24:47; Juan 3:3; Romanos 10:13-15; Efesios 2:8; Tito 2:11; 3:5-7; Romanos 8:16; Efesios 4:24; Tito 2:12).
La salvación es una palabra inclusiva, que reúne en sí todos los actos y procesos redentivos (a saber: justificación, redención, liberación, imputación, santificación, glorificación, etc.).  Las palabras en hebreo y griego para "salvación" implican las ideas de liberación, seguridad, preservación, sanidad e integridad.  La salvación es por gracia por medio de la fe, una dádiva gratuita y completamente sin obras humanas (Romanos 3:27-28; 4:1-8; 6:23, Efesios 2:8).  La salvación queda en tres tiempos:
  • La condición de salvación:  La gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres por la predicación del arrepentimiento hacia Dios y fe hacia el Señor Jesucristo; el hombre es salvo por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, por gracia siendo justificado por medio de la fe, y llega a ser heredero de Dios según la esperanza de la vida eterna (Romanos 10:13-15; Lucas 24:47; Tito 2:11; 3:5-7; Efesios 2:8-9).
  • Pruebas de la salvación:  La evidencia interna al creyente de su salvación es el testimonio directo del Espíritu (Romanos 8:16).  La prueba externa para todos los hombres es una vida de amor incondicional, justicia y verdadera santidad, demostrada por el fruto del Espíritu (Juan 13:35; Gálatas 5:22-23; Efesios 4:24). 
  • Resultado final de la salvación:  El alma del creyente que muere en Cristo va inmediatamente a estar con su Señor y Salvador (Eclesiastés 12:7; Lucas 23:42-43; II Corintios 5:8).

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